miércoles, 3 de enero de 2018

Estos días son un poco tontos porque se dejan ya los festejos pero hay que esperar a que vengan los reyes magos, estrelleros, según se los llamaba en la Edad Media. Alfonso X el Sabio fue un rey estrellero que miraba el cielo buscando alguna respuesta astrológica o astronómica, que tanto daba en aquellas fechas.
Este rey compuso tratados de Historia y para ello usó poemas épicos con rima y todo. En España no se conservan muchos poemas épicos pero los que se conservan son de un realismo atroz. En Inglaterra y Francia conservan el ciclo artúrico, el de Carlomagno y otros ciclos de los caballeros de la Tabla Redonda. En Italia no sé si hay poesía épica de la Edad Media pero luego vino Ariosto y compuso el Orlando, que fue fuente de inspiración en toda Europa.
En fin, que cantar a los héroes es muy común pero en las épocas en que vivimos no se canta a los héroes. O estos son anónimos o se tiene entre la sociedad otros valores que cantar. El periodismo no es épico, no trasciende las capas sociales, se queda en tinta fría. Las novelas que se escriben hoy en día son de fracasos y tristezas, no de héroes. ¿Quién conoce a un héroe hoy en día, un héroe cantado? Superman y todos esos héroes son fantásticos, no nacen del pueblo. ¿Cuándo habrá un héroe como el Cid del que se decía: Dios que buen vasallo si hubiese buen señor? ¿O Roldán o tantos otros de los que sus aventuras iban de boca en boca? Claro, estamos en otras épocas, no orales, en que la información no iba en el papel. Quizás los géneros que se amparan en unas páginas de un libro o un periódico no son tendentes a la épica, a cantar hazañas sino ruindades y crímenes abyectos. Qué asco de narraciones hay hoy en día en tinta impresa. Ojalá surgiese un caballero o heroína de los que nos supiéramos sus cantares por todo el mundo conocido.

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