martes, 1 de noviembre de 2022

 Las putas se arricen a la mala lumbre de la crisis. Los sin hogar no pueden quemar carbón para calentar el bote de la sopa. Los supermercados son de lujo ya para buena parte de la clase media. Los bolsillos están en una sucursal de Hacienda. El gobierno maneja grandes cifras (21.000 millones de euros) para que seamos todos iguales. Las mujeres se quedan con el piso y los hijos del ex marido. Eso sí. La ley trans nos permite cambiar de sexo cuando queramos. Los maricas y lesbianas lucen su orgullo ante las familias más antiguas y modernas. España va bien, no hay más que verlo, es que parecéis ciegos, dice Sánchez que está con la gente. Hay que estar con la gente. Y ¿qué es la gente? La gente es esa que no gasta, que casi no come, que no puede irse de vacaciones (argumento este usado por Podemos para indicar la pobreza de la gente). ¿Dónde está la crisis? Dice el gobierno. Si somos millones amigos y familiares de ministros que somos la gente y que vivimos de puta madre.

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