miércoles, 2 de noviembre de 2022

Al final, lo del lavaplatos era una tontería, un simple apretar en los bordes del cajetín de las pastillas. Ha venido el técnico y lo ha resuelto en un minuto literal. Hay veces que nos liamos con cosas banales y nos llevamos más de un disgusto. Pero todo se soluciona. Hoy he disfrutado de un día calmo y dichoso como aquel que se retira del mundanal ruido. La pena es que no llueve. Debería llover y hacer malo para que temblemos los pecadores, para que sintamos el rigor del frío en el cuerpo de una vez. Recuerdo el año pasado que apenas helaba. Me parece que las heladas son buenas para el vino y los frutales. Cuando hiela, el tronco de los árboles se comprime y hace que la savia fluya más pesadamente y el fruto engorda. Pero no lo sé con certeza, solo he oído eso por televisión. Debe hacer frío y helar y los conductores deben tener cuidado y los ancianitos también por eso de los resbalones. La vida, a veces es todo corazón y a veces es un trozo de hielo que nos enfría el alma.

Doce oficios, trece miserias.

Yo fui profesor y he intentado ser escritor. Dos oficios, una pensión. De mis dos libros publicados no he sacado ni un euro. Me han engañado las editoriales. Es alucinante algunas veces cómo un señor llega a ser electricista o fontanero por sus propios medios.


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