sábado, 1 de octubre de 2022

A mí el tema de los egipcios no me gusta. Nunca me ha gustado. Eso de las pirámides y el faraón y Cleopatra y todas esas vainas. Va en contra de mi carácter práctico. Elevar en el desierto semejante tumba para ir al más allá, qué ocurrencias. Si por cada uno que muriéramos hubiera que hacer ese trabajo ingente, no habría ya terreno en la Tierra para enterrarnos. Los que se enterraban allí eran gente muy soberbia, que no paraba en barras que los esclavos murieran a cientos o a miles mientras se construían esos templos mortuorios, esos artilugios funerarios tan fuera de sí. El Nilo era el que traía la riqueza y el dios Sol o Ra era también adorado por los egipcios. Yo me sé más la historia de los egipcios por los hebreos: la apertura de las aguas, Moisés y luego el casto José, el duodécimo de la tribu de Israel, lo de las vacas flacas y las vacas gordas, etc. Pero nunca me gustó la civilización egipcia y sus momias y sus faraones endiosados.

La rueda que da vueltas no se enmohece.

Enmohecer es criar moho. Yo soy bastante dejado en la limpieza de la casa, algo habrá que hacer. No leo ni escribo últimamente pero creo que con la llegada del invierno empezaré a escribir.


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