martes, 13 de septiembre de 2022

Si supiera, Señor que Tú me esperas,

en el borde implacable de la muerte,

iría hacia tu luz, como una lanza

que atraviesa la noche y nunca vuelve.


Pero sé que no estás, que el vivir sólo

es soñar con tu ser, inútilmente,

y sé que cuando muera es que Tú mismo

será lo que habrá muerto con mi muerte.

 

Me gusta la comparación (como una lanza)  que hace el poeta José Luis Hidalgo, que reflexionó mucho sobre la muerte. Pero este poeta es descreído de Dios, que es solo un pensamiento, una idea dentro de la cabeza del poeta que morirá con él. Yo creo que hay que creer en algo. Me gusta pensar que hay un más allá donde van los muertos.


Lo heredado no es hurtado, pero no es tan propio como lo ganado.


Las herencias son un lío y además no lo ganas tú. Es lo que digo.

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