jueves, 22 de septiembre de 2022

 Ayer fui al ambulatorio a ponerme una inyección. Generalmente, no me duele, no me tiene por qué doler pues llevo ya años poniéndomela. Pero ayer me tocó un enfermera un poco traviesa que me dejó cojo de la pierna derecha, con un dolor en el glúteo que me bajaba a la pierna. Ayer por la noche me obsesioné con las palabras que le iba a decir a esa mala profesional y mala persona si actuó con conciencia de que me iba a hacer daño. Se supone que un sanitario está para evitar dolor. A mí esa cabrona me puso la inyección rapidísimamente y con dolor. Ojalá lo sufra ella alguna vez.


Después de la batalla, todo el mundo es valiente.


Antes de que comience algo arriesgado no hay más que miedo y dudas. Cuando todo termina, todo el mundo se apunta el tanto.

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