viernes, 13 de junio de 2014

Picaba el sol de tormenta pero después solo han caído cuatro gotas. Por eso quizás los niños pequeños estén tan llorones. Mi máxima distracción últimamente es darme un baño de última hora, como las noticias de relumbrón. Me cuesta escribir estas notas vagas y son casi dolorosas de redactar pero hago un esfuerzo y cuento lo que me bulle por el alma que es bien poca cosa. La tarde está sosa como una verdura cocida mucho tiempo. La gente anda como sin ganas, atribulada por la inercia de la crisis o del calor. Siempre hay uno feliz que presume de su perro ante los amigos pero su felicidad suena muy hueca, como el culo de su perro. La tristeza nos invade cuando comprobamos que todo se repite para llegar a un final que nadie quiere. Es el acabamiento. Hasta que llega el acabamiento nos volvemos débiles, lloricas, tristes, enfermizos y solitarios. Es nuestro sino. Es nuestro acabamiento del que no nos podemos librar jamás. ¡Si Peter Pan nos asistiera en nuestra vejez! 

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