martes, 3 de junio de 2014

Hay personas que visten con 600 euros o más, van a La Latina, beben muchos licores que cuestan mucho y luego no tienen dinero. Es normal. Ellos no, ellos, los que van fardando continuamente de su propia estupidez, no son normales. Les falta un hervor. El hervor último de la madurez. Son gente que se aproxima a la cuarentena y no la ven venir, que deberían ahorrar para un futuro incierto y no lo hacen, son gente que van de yuppies pero no lo son, que no tienen dinero pero hacen como si lo tuvieran, que son antipáticos pero luego quieren ser apreciados; en fin: que son tontos pero ni se dan cuenta. Es el problema de la autocomplacencia: se miran en el espejo lo guapos que son y salen a la calle midiéndolo todo con su persona. Los errores que cometen les hacen ser cada vez más discutidos pero ellos, como si nada; son incapaces del autoanálisis, son incapaces de discernir en qué consisten sus vidas. Son gente que quiere ser "in" sin tener capacidad (dinero) de ser "in": un quiero y no puedo constante.

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