lunes, 3 de mayo de 2021

 Ahora, cuando me levanto y desayuno, me voy a dar un paseo largo hasta el campo donde entrena el Atlético de Madrid en Majadahonda. Consigo fumar menos porque procuro fumar cada hora. El paseo me sienta bien, me entona para todo el día; eso de andar para mí es un beneficio grande, pues, igual que hacían los peripatéticos, mientras ando voy pensando cosas que me ordenan el cerebro. Luego de andar, siento una sensación de buenas vibraciones. EL viernes pasado, sin embargo, que también fui a caminar (el primer día que lo hacía) lo pasé mal después de comer de menú en el restaurante que hay al lado de mi casa. Me tumbaba en la cama pero era un hatajo de nervios. Me levantaba, bebía agua, iba al servicio a orinar y me venían muchos pensamientos de inutilidad a la cabeza. Inutilidad como pensar que ya no sería capaz de hacer la comida para Paco y para mí y otra serie de pensamientos que ahora no recuerdo que me hacían perder mi personalidad y mi fe en mí mismo. Luego quedamos con una amiga de la asociación "tú decides" y se me pasó un poco el mal rato. Los días posteriores (sábado y domingo) he estado bastante bien. Recuerdo la tarde del sábado tumbado en la cama muy tranquilo esperando que llegara mi hermano, pensando cosas buenas y recuperándome del día anterior. Y hoy lunes también he dado el paseo y procuro hacer tiempo para poder fumar, así que voy a mirar un poco en internet a ver si me distraigo.

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