viernes, 31 de julio de 2020

Por fin se acaba julio. Se me está haciendo larguísimo el verano este. Espero que agosto se dé más prisa en acabarse. El otro día en mi pueblo, me fui de la misa antes de tiempo (cuando estaban dando la comunión). Mi padre me dice que me ido de misa y yo creo que no me pudo ver pues estaba en la otra punta. Le pregunto quién le ha dicho que me fui y no me lo dice. Si me lo dice, hay dos chivatos: mi padre y el señor que me vio largarse, así que veo bien lo que hizo mi padre, no  veo bien el que se chivó que yo me fui.
¿A quién le importa que uno se vaya antes de acabar un oficio religioso? Al llegar a casa me tocó freír croquetas y filetes con todo el calor de las dos de la tarde. Me caían unos chorretones de sudor que no veas. 
El día antes de venirnos a la ciudad, Paco y yo estuvimos en un pueblo sentados en una terraza e increíblemente, corría una brisa buena. Nos quedamos un tiempo allí y yo fui feliz, viendo cómo pasaban coches y gentes por la carretera y las calles de ese pueblo.
Tempus fugit, in Arcadia ego et pax est miraculum caelis.

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