lunes, 13 de enero de 2020

Hoy he tenido un día horrible amainado por una del pueblo que me ha dicho que sea optimista. Es fácil decir sé optimista cuando uno tiene una enfermedad mental, un hermano con enfermedad mental que vive con uno y unos seres que se dedican a molestar continuamente porque se creen los reyes y son los bufones más ridículos que conozco aunque no sepan ni eso, ni ser bufones porque ni puñetera la gracia que hacen.
Bueno. La mala sangre se me ha dulcificado cuando he llamado a mi hermano y he hablado con él. No parece esta vez que entre Tarzán en mi casa y lo vuelva todo del revés y no me deje dormir etc, etc, etc.
Parece que esta vez hay unos profesionales serios que saben lo que hacen y que mi hermano vendrá del hospital curado como un jamón. Si no, no hay manera de hincarle el diente.
Lo que me jode es que hay mucho ignorante malvado (recuerdo ahora, no sé por qué a zp) que quiere mandar en mi casa y no sabe más que revolver, hacer daño y luego reírse como si estuviera lunático perdido.

En fin. Como dijo Don Quijote a Sancho: cosas veredes que te sorprenderán.

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