lunes, 28 de mayo de 2018

El año pasado, el tiempo era muy muy predecible: días de azul intenso sin una nube que lo interrumpiera. Este mayo está siendo un poco atípico pues no hay un día azul y brillante sino tormentas inesperadas que te pueden caer por la mañana o por la tarde. Por esa circunstancia, yo he dejado de pasear a Las Rozas. Hoy mismo, si me hubiera decidido a ir al pueblo vecino me habría caído una lluvia torrencial en el camino. He estado estudiando los sistemas sensoriales y la filogenia del sistema nervioso central en los seres humanos, temas aburridos donde los haya. Dejar de pasear me ha supuesto romper una rutina, como el dejar de escribir y de leer, como la compra del periquito, que es otra rutina distinta y solo me concentro en el estudio de los sistemas humanos de contestación al medio ambiente. Por cierto, yo estoy contestando al medio ambiente de forma un tanto defectuosa pues no consigo adaptarme bien a esta soltería impuesta, a este reducido mundo que me rodea, a este tedio diario que solo se rompe algunas veces. A ver si viene alguna novedad poderosa que me saque de esta rutina machacona que hace que me sienta pobre de experiencias y huérfano de vida.

Si quieres emoción, no hagas lo de ayer.

No hay comentarios:

Publicar un comentario