viernes, 11 de mayo de 2018

Cantaba la cantante en la pequeña sala de conciertos acariciada por las luces y ensombrecida por las oscuridades abiertas en el local: "rock the night, I can´t believe my own life" Voz fuerte en un cuerpo pequeño, pelo rubio oscuro y largo, caderas fuertes que se agitaban al ritmo. Dominaba el escenario. No decía chorradas como los otros cantantes y enhebraba canción tras canción. Era muy buena, su voz llegaba porque salía directamente de su fuerte alma y luego vi que cuando hablaba con los del público, al acabar, adoptaba una postura humilde y feliz. No era muy guapa, tampoco fea. No sé por qué hablo en pasado, la acabo de ver a mi lado tomando algo y le podría haber dicho qué bien cantas o algo así pero no se lo he dicho y me he venido a acostar después de escribir esto. Se acababa su turno y venían otros cantantes a distraer al público pero, por las pintas que tenían, peludos y llenos de barbas, me he venido con el bonito recuerdo de esa chica cantando. A lo mejor la vuelvo a ver y si no, da igual. Hay más mujeres que arena en el desierto. Esta chica parecía buena y sincera, la cantante de rock, la chica del escenario, la rubia de voz de trueno, la que estaba bebiendo a mi lado.
No sé si puedo creer mi vida. Pero a lo mejor puedo algún día creer que hay mujeres buenas.

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