viernes, 22 de diciembre de 2017

Nada más levantarme me ha dado por pensar en una viuda que hay en mi pueblo a la que no di el pésame por la muerte de su marido a finales de verano. Me he llegado a obsesionar. Luego, he mirado las noticias para comprobar que han ganado los independentistas en Cataluña. Otra matraca mental. Dice mi hermano que los ricos suelen tener problemas sexuales; los pobres, solo problemas.
La navidad me está cansando y poniendo a prueba. Cada vez llevo peor esto de la navidad. Como no trabajo, no tengo nada que hacer y la navidad es como si yo notara más el hecho de no hacer nada. No me centro en hacer cosas por esta sensación de fiesta que hay en las calles, una fiesta mentirosa pues no hay alegría por ninguna parte. La nochebuena acaba con un trámite tonto de pasar la semana esperándola. No tengo casi amigos con los que celebrar nada. No puedo beber y emborracharme. Y encima, he dispuesto mal las comidas de estos días y no tengo menú en casa así que he de improvisar cualquier cosa para comer a mediodía. Y no tengo hambre a esa hora porque me despierto muy tarde de la cama, teniendo el estómago estragado a todas horas. Qué mal me sienta la navidad, coño.
La gente que trabaja está centrada y a lo suyo, como debe ser. Pero yo no hago nada en todo el día y no aprovecho mi libertad para hacer cosas como viajar porque a mi hermano no le gusta coger el coche e irnos por ahí.
Dicen que el placer es un lenitivo del aburrimiento, que el verdadero remedio contra él es el trabajo. Yo no tengo trabajo, ni siquiera placer de nada. He dejado de leer "El idiota" que tanto me entretenía. Todo flojea estos días y encima las noticias no alientan nada bueno para España.
Hace sol y no hace mucho frío a pesar de haber entrado el invierno. Pero no me muevo. Soy un blanco fácil de la desesperación.

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