lunes, 11 de diciembre de 2017

Desde la perspectiva del estómago lleno y no pudiendo dormirme la siesta, voy a escribir las sensaciones de la mañana, por pasar un rato: esta mañana no me quería levantar de la cama porque intuía mucho frío fuera de las mantas. Una vez levantado, me notaba sin voluntad de hacer nada, como si todo fuera muy poco maleable, muy poco vivible. He dado una vuelta por la ciudad y he notado frialdad física y espiritual. Pero voy a hablar de "Tacones lejanos". Lo que más me gustó de la peli, que la da título, es cómo la hija le dice a su madre, que se está muriendo, que ella esperaba todas las noches a oír sus tacones por la acera que daba a la ventana del sótano donde vivían sus padres. Y ahí termina la peli, con la hija abrazada a la madre. Para oír sus tacones, era imprescindible que la familia viviera en un sótano. Es como la última sensación que nos queda de la madre y la hija. Los tacones lejanos de la madre que conectaban con el deseo de imitación de la hija. Pero la visión de esta película me ha hecho pensar sobre la heurística. Cómo un científico o un escritor o un artista da con aquello que persigue, aquello que quiere expresar. El término creo que se debe a Einstein al descubrir la velocidad de la luz. La palabra "eureka" tiene que ver con heurística. A mí se me ocurren cosas alrededor de una creación narrativa, un personaje, el argumento de una novela, etc.
Me da mucha envidia aquellos que descubren cosas para el bien de la Humanidad y no solo aquellos que escriben o hacen buenas películas de entretenimiento. Entretener está bien pero descubrir algo poderoso como la velocidad de la luz está también muy bien.

No hay comentarios:

Publicar un comentario