lunes, 10 de abril de 2017

La economía es una cadena, dice mi hermano. Si nosotros, los del primer mundo, comemos y disfrutamos de un techo es porque en el tercer mundo hay gente pasando hambre. Dice la canción: piénsalo dos veces: es otro día para ti y para mí en el paraíso.
A veces vivir en el paraíso es muy aburrido, tienes de todo menos una diversión que te saque del marasmo en el que te encuentras. Pero otros ni siquiera tienen qué llevarse a la boca.
Una persona que tiene todos los medios materiales para ser feliz puede no ser feliz y otra que no tiene casi nada puede ser feliz. He ahí la paradoja.
Estos días de vacaciones, muchos se han ido a la playa dando envidia a los que se quedan en sus sitios habituales. Va a haber 15 millones de desplazamientos. Parece que la población se despereza de una situación de crisis. Ya todos podemos darnos el lujo de dejar Madrid vacío en Semana Santa.
Yo me iré al pueblo, donde la situación es bastante triste. Como se suele decir, no hay ambiente allí. Me llevaré lectura para acabarla antes de que se me acabe la fecha de entrega. Son dos libros: "La máscara de Africa" de Naipaul y "La historia del llanto" de Alan Pauls.
El hombre que vive en un pequeño retiro espiritual vive feliz. El hombre que va con la masa a todas partes, es feliz solo a ratos, solo cuando está con esa masa que vive momentos felices. En la soledad, esa persona se siente triste.
Disfrutemos de nuestro paraíso imperfecto mientras los que están en la calle puedan salir de ella alguna vez y recuperarse.





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