domingo, 30 de abril de 2017

Es la segunda vez que voy a la psicóloga de dejar de fumar. La primera vez fue gratis. Es pronto para juzgar pero he reducido el consumo a 25 cigarrillos diarios. Antes fumaba unos 30. La cosa parece que va por buen camino exceptuando que esta psicóloga parece que se toma más en serio mi enfermedad que mi adicción al tabaco. Si me fumo 5 cigarrillos diarios menos, a la semana son 35 cigarrillos menos, un paquete y medio menos. La cosa va bien. Ella dice que a lo mejor me quedo en un consumo no preocupante para la salud si no consigo dejarlo del todo. Si me fumara 10 cigarrillos diarios y no incrementara la dosis, por mí fenomenal.
Esta psicóloga es bastante empática y parece buena profesional. Me pregunta un montón de cosas que anota inmediatamente con mucha rapidez. Parece molestarse por mí. Dice que me ve muy estabilizado en mi enfermedad y que debería mejorar mi vida social. Dice eso porque yo le comuniqué que mi vida social es triste pero yo le dejé bien claro que lo que quería era dejar de fumar. Mi enfermedad y mi vida social no la va a resolver ella.
Hoy es domingo y he comido en casa de mis padres, como todos los domingos, y luego he venido a casa a ver si dormía un poco pero no he podido y de ahí que me he puesto a escribir esto para distraer el tiempo hasta que me vaya a Las Rozas a paseara eso de las cinco y media.

Un buen profesional es de gran ayuda.


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