lunes, 19 de octubre de 2015

La creación literaria tiene algo de filosófica. Crear un personaje o un mundo imaginario tiene una carga de pensamiento grande, pensamiento del que escribe volcado en las situaciones que recrea o en el personaje al que le pasan cosas o reflexiona o reacciona ante las cosas que le pasan.
Lo que pasa es que la filosofía es pensamiento puro, es puro razonamiento. Si Nietzsche dijo que Dios estaba muerto fue por una serie de razonamientos que le llevaron a decir eso. Y así, Sartre con la idea del existencialismo y Marx con la idea del comunismo.
Lo que pasa es que los personajes de novela pueden ser comunistas, existencialistas o matar a Dios en su cabeza en un determinado momento de la novela, según quiera el escritor o según le haya llevado el personaje al escritor a determinadas situaciones porque a veces el personaje vive al margen de su prpio autor; o sea, vive su propia vida literaria.
Yo no entiendo mucho de filosofía pero entiendo un poco de razonar el mundo en el que vivo y no es muy divertida la conclusión que se saca. Mis personajes generalmente son infelices porque no podría ser de otra manera una visión pesimista de la vida.

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