martes, 6 de octubre de 2015

El otro día fui a la asociación "tú decides" porque hablaba un periodista que trata en la radio temas de enfermedades mentales. El hombre se explicó muy bien y estuvo muy animado el coloquio que tuvo lugar. Hablaba el hombre a la pata la llana y es forma esta de hablar que a lo mejor puede ofender a almas sensibles o cursileras pero es la mejor forma de poner los puntos sobre las íes y darnos a entender que si no hablamos claro sobre la propia enfermedad, todo se vuelve un lío y nadie nos entiende. Yo le pregunté que por qué ahora hay tantos términos para llamar a la enfermedad: unos dicen trastorno, otros dicen discapacidad y otros no quieren oír de nombres de ninguna clase y dicen que "somos personas". Personas somos todos pero precisamente todos estábamos allí porque sufríamos una enfermedad del cerebro y por lo tanto, éramos todos enfermos mentales, que es el término que a mí me gusta decir.
A mí me fastidian esas personas, sean enfermos o no, que al oír la palabra "enfermo mental" dicen: yo no lo soy o eso no se dice, somos personas. Si ya lo sé que somos personas pero nos marca la enfermedad en muchos aspectos y por eso se debe decir que somos enfermos mentales, a mi entender.
 Somos personas, sí, pero cada una con su historial debajo del hombro.

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