sábado, 10 de enero de 2015

Voy a ir al Puerto de los Leones que mandó hacer Fernando VI allá por el 1730. Digo los leones de granito que hay en la cumbre de ese puerto. Fernando VI me gusta por ser un monarca pacifista. Hizo la paz con Inglaterra y Francia y me parece que murió loco, un defecto de algunos borbones. A Fernando VI le sucedió Carlos III, el mejor rey de España y alcalde de Madrid que ya había sido rey en Nápoles. El Puerto de los Leones tiene, pues, una historia breve que me agrada, representada esa memoria por los leones de granito que están allí viendo pasar el tiempo y los coches. También Pedro Salinas, el poeta de la generación del 27 tiene un pequeño poema relativo a subir la cuesta hasta el puerto con un dos caballos y bajarla supongo que en un día de asueto de sus clases universitarias madrileñas. Dice "dos caballos, la fuerza justa". No había más potencia que esa en la época y dichoso el que tenía coche. Siempre he pensado que los del 27 eran bastante señoritos todos y muy intelectuales. A mí no me van mucho. En fin, dos referencias históricas del Puerto de los Leones. Bocata de lomo y a pasear por los pinos.

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