domingo, 25 de enero de 2015

Vivimos de una manera tal que siempre hay que pedir más a la vida, como si lo que tengamos no fuera nunca suficiente. Yo no voy a ser como ese ricachón que ha estado en Davos y que lleva una vida de lujo total y que ha dicho que la clase media se ha de conformar con mucho menos de lo que tiene. Para hablar de algo, primero hay que dar ejemplo de eso que se pide a los demás porque si no, te caen todas las reprimendas. No voy yo a decir qué es lo que tengo y qué recomendaría a los demás, solo digo que creo que vivo con lo indispensable y voy a todos los sitios andando menos a El Escorial precisamente y si no, en autobús. Hay un soneto de Quevedo que se titula cómo tener siempre dinero o algo así y hay un verso que dice: " ni sorbo ancho ni calzo estrecho" y otro: "toda charla escucho". Se supone que si somos previsores y no queremos "fardar", nuestra ropa no irá a la moda pero nos saldrá barata. Si pasamos el rato con pasatiempos ligeros (charla), no nos gastaremos mucho y si no nos atamos a modas caras, a armarios roperos inmensos y a restaurantes caros, nos durará más el dinero. Para disfrutar no hace falta mucho dinero pero sí una buena compañía.

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