sábado, 28 de diciembre de 2019

La navidad "regala" un par de cosas que se llaman estrés y depresión. No es tan bonita la navidad como en las películas. Yo me he aliviado del estrés sufrido dando paseos y oyendo unas relajaciones guiadas por el YouTube.
Ahora son las 8 de la mañana. Ayer conseguí dormirme a la una de la madrugada. No me gusta dormir poco, pero es lo que hay.

Decía Horacio que bendito aquel el que se esconde del mundo y se retira del mundanal ruido. A mí me gusta el ruido de la ciudad, pero me gusta el ruido con algún orden.
En lingüística se llama ruido a aquello que no aporta información y rompe la comunicación.

Y mientras me alivio de aquella manera, me pillo tremendo pellizco en un huevo con el cierre nuevo de la cremallera: versos de Sabina.
Y luego sigue: y descubro que tengo ladillas.

Las putas son mansas como el sexo lo debe ser. Las mujeres buenas barren la casa. LLueve siempre como quiere Dios. Los camioneros sufren la carretera en los ojos y los taxistas, ay los taxistas, qué engañadores son de toda la vida.

La camisa cubre el cuerpo. Los perros lamen al amo para pedir sustento. La navidad se está acabando. Los hijos de puta nunca descansan.

Me gustaría volar.

Si no te va bien en la vida, ya te irá, ya te irá.

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