jueves, 5 de noviembre de 2015

Decía Heráclito que de las discusiones nacen las ideas. Otros autores decían que las discusiones hay que evitarlas siempre, que no conducen a nada. A lo mejor Heráclito no quiso decir discusión y esta sea mala traducción de diálogo o algo así. Yo he comprobado que de las discusiones nacen las malas ideas, las ideas que no se apartan de tu mente por lo insidiosas y feas. Es asqueroso comprobar cómo, después de discutir agriamente sobre todo y sobre todos, te queda un mal sabor de boca que no se te aleja en días.
Y es que la realidad es tal cual. Lo que dijo fulano permanece, lo que te hizo mengano también permanece y si lo recuerdas en una conversación agria, con el alma empozoñada, lo que sale se queda. Y no digo yo que los que me hicieron mal me lo van a volver a hacer, pues las circunstancias han cambiado, pero la idea sigue rondándote. Los fantasmas permanecen.
El caso es que llevo dos días asqueado, truculento, aprensivo, etc. No sé si deberá a la enfermedad. Espero que pase pronto.

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