martes, 22 de julio de 2014

La vida no nos lleva por donde nosotros querríamos, y aún así, nosotros vamos más o menos hechos polvo, cuando nos levantamos por la mañana detestando nuestra suerte porque ayer no nos reímos ni tan siquiera ese tanto para mantener la ilusión de estar entre los beatos de este mundo.
No nos reímos, no nos lo pasamos en grande mientras hay otros que lo pasan genial porque no se preocupan de nada humano, solo se dedican a disfrutar de sí mismos y de lo que les rodea sin importarles nada quién sufre a su alrededor. Esos sí que ríen la risa de los inconscientes, la risa de loe egoístas que solo piensan en dar gusto al cuerpo, en pasarlo bien.
Ojalá haya una justicia más allá de esta maldita tierra que diga: tú, que te has olvidado de los demás pagarás ese olvido y tú que has sufrido con los demás compartiendo penas tendrás una recompensa.
Pero no creo que exista eso.
Al que sufre le clavan clavos; al que no, vive la vida. 

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