domingo, 6 de julio de 2014

Hoy he comprado una pollastra para comérmela pero antes he tenido que guisarla. Las pollastras son, por definición, viejas o por lo menos, premenopaúsicas, lo que las hace tener un comportamiento histérico, sensiblero y rozando el escándalo. Cuando tenía el cuchillo para cortarle el cuello a la pollastra, esta se ha puesto a chillar como un gorrino y a decir un montón de sandeces pero la he cortado el cuello sin remisión. 
Hay que tener cuidado con las pollastras porque no alcanzan la virtud y la dignidad de las gallinas; a las pollastras se las va el día haciendo el ganso, diciendo impropiedades y gritando como ocas con el cuello erizado y queriendo no sé qué que nunca se cumple. Las pollastras son peligrosas cuando exhiben su condición sexual de insatisfechas y corren locas por un pollastro de su embergadura. Los pollastros son más tímidos y no chillan tanto pero no tienen tan buen sabor como las putas locas pollastras.

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