jueves, 10 de abril de 2014

Parece que todo es digno de ridiculizarse. Ridículo viene de la raíz latina ridere, reírse. Ya todo en este mundo es para reírse, para que salga en facebook y se transforme en un amorfo objeto de burla. Pero, ¿quién podrá ridiculizar todos los aspectos de su vida hasta encontrarlos absurdos? Solo un deprimido encontraría todo lo hecho en su vida como algo que carece de valor pero, ¿ridículo? ¿Quién consideraría ridículo todo  lo logrado en la vida de uno? Quizás un amargado, un resentido que no sólo quita valor a lo hecho sino que lo malogra desde su pasado hasta hacerlo inútil en su presente. ¿Y para qué y por qué? Porque ese hombre no ha tenido la oportunidad de afianzar su presente, el presente que ahora se le escapa y no controla y detesta tanto su pasado, que no le ha proporcionado un presente confortable, y su futuro porque entre su triste pasado y su inestable presente no hay un futuro bueno a la vista. Y esos son los que ridiculizan su pasado sin decirlo y los que más amargamente llevan la vida porque no dignifican sus propios actos pasados ni su presente. Esperemos no caer en la tentación u ocasión de ridiculizar nuestra vida. Sería nuestro acabose.

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