Querido diario:
Hoy he ido a Madrid. Es la primera vez que voy a Madrid. He visto mucha gente. Unos me han dado pena porque iban cabizbajos y tristes pero otros, con sus trazas y sus estrafalarios ropajes, me han dado que pensar que hay unas vidas impensadas por mí. ¿Dónde habitarán esas personas tan libres como delatan sus formas de vestirse? He leído algo sobre bohemios en una novela francesa; esos que yo veía por las anchas aceras debían ser los bohemios sobre los que yo leí. Mi madre me preguntaba si me estaba gustando lo que yo veía avanzar por la calle. Le he dicho que sí. Madrid es una ciudad muy libre, muy moderna en sus manifestaciones, eso lo iba yo viendo según andábamos. Llegamos a un portal. Mi madre entró y habló cosas con una señora. Luego pasamos a hablar con otra señora más joven. Yo estaba deseando bajar otra vez a la calle, a ver esas figuras, esos personajes que Madrid fabrica con tanta facilidad.
Dejemos que la novedad se abra paso en nuestras mentes.
La novedad creadora, divina, facilitadora de las cosas.
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