El pardillo sobrevuela las aceras
pisoteadas por almas enteras.
El jilguero pía en bandada
por las altas alamedas.
Yo fui testigo un día
de algo parecido a un paisaje.
Ahora no hago viajes.
El viaje, más bien, es interior.
El nublado no deja al sol
ser señor del cielo.
Yo solo quiero un poco de paz,
aquí, donde por la ventana surge el amor.
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