Exhala la plaza un olor a existencia no deseada. Yo estoy allí, sentado en el banco, oliendo. Es un olor extenuante creado por políticos infames, corrupciones de todo tipo, engaños, competencias absurdas, abusos de poder... Y por la vida, la pura vida. La gente anda de aquí para allá sin rumbo fijo. El campo estará verde. El asfalto es duro e inmisericorde. Hay personas a las que le va bien, no piensan, no padecen porque tienen poco en la cabeza y bostezan con el bostezo enorme de los inconscientes. No es fácil ser feliz en esta negrura de asfalto y anaranjado ladrillo. No mola la ciudad, no mola el espacio que me acoge. O mejor será decir que me escupe. Estoy algo gordo. Deberé andar esta tarde. La vida se me escapa de entre los dedos como una cosa tonta.
Si no existiéramos, las cosas serían inútiles y absurdas.
Pero es que no existimos, solamente sobrevivimos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario