Qué insistencia de ti hay en mí mismo. Lo que afecta a uno le afecta al otro. Cuánto me gustaría dormir y que pasara la semana santa y despertar. Ya han llegado las cigüeñas y hay trigales verdes pero mi negra sombra que me asombra sigue ahí. En nuestras almas todo por misteriosa mano se gobierna. Yo no quiero seguir así pero la cordura se hace querer mucho. Demasiado. Me acuerdo de la llamada que hizo una señora a la radio quejándose de la situación de un familiar que no atendía a razones. Sin placer y sin cordura pasó mi juventud y hoy lo lamento. Quizás haya una luz para la esperanza. Quizás no sea todo tan triste como este lunes, como esta noche pasada, como la pobre luz que alienta brevemente mi deseo. Hoy será otro día. Estoy gordo. Debo hacer ejercicio.
No estoy para muchos juegos literarios
Estoy más bien viéndolas venir.
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