Va a pasar un tiempo divinamente inútil, así para siempre en mi vida de ahora. Los sueños me traen plenitud del momento pero pronto desciendo a la realidad torpe que trae el día. Temo la locura en otros y no tanto la tristeza en mi alma. Lo malo, si poco, no tan malo. Espero que la calma se reavive esta tarde para no tener que oír voces ni insultos. Quiero saludar a tantas cosas amables: los amigos, la luz azul del cielo, esta casa que me acoge y lo bueno que hay en ciertas personas singulares que hay en mi vida. El matiz sutil que hay en el vivir a gusto, cuando todo parece hecho para el bien, ya se está resintiendo. No hay dicha que dure mucho tiempo. Haré una llamada después de la reunión para saber si todo se ha perdido o sigue resurgiendo la dicha en mi existencia. Único es el día en que todo sale bien.
La escala de perfección con que Dios nos guía
no está exenta de peligros, de desaires, de engaños, de locura.
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