Todos estamos metidos en un saco, en el saco del tiempo. Agua clara y olivos centenarios. Es el paisaje que no cambia mientras nosotros cambiamos. Hace mucho calor todos los días del año. La sequía pertinaz acabará por dar la razón al que clama al cielo unas gotas de agua. La primavera va descalza sobre el mar, tiñe al mar de un verde agotador. Los atardeceres convierten en plata los pájaros. El matinal tesoro nos ofrece el verdor de los pinos. Los álamos me miran con envidia de mi movimiento. El agua del grifo es el mejor invento para la sequedad de la garganta. Oigo músicas brasileñas, de mucho son, de mucho ritmo. El furor estival todavía tarda pero llegaremos pronto al calor desmesurado. Soy un poco la sal y un poquito la arena. Me gusta el perfume de claveles. La estrella que me persigue espero muera estos años por delante.
Ganamos la vida, profesamos un amor a los nuestros.
El tiempo nos va poniendo en su sitio.
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