Por el Madrid lluvioso avanzábamos, por plena Castellana. Había que llegar al museo. Y llegamos empapados. Leones, lobos, Ramón y Cajal, cuervos y grajillas... Luego, un autobús que no venía. Luego, un café calentito. Los momentos vividos han sido muy energéticos, recordatorios de otros momentos, cuando yo era profesor interino. La discusión en esa cafetería. Unos pocos recuerdos tiran de la memoria como de las orejas y los llevan al presente. Mañana tendré que salir de la cama y atravesar la ciudad. Me he levantado tarde hoy. Tengo que ir a comprar un repollo. Repollo y filete hoy. Tras las revueltas de los rincones hice yo un rosario de cuenta azules. Los cambios van llenos de otros cambios, la gente se posiciona en este siglo recién descubierto. Todo es un cambio de ciclo. Hay muchos bohemios por Madrid, por Madrid centro.
Al dar la vuelta a la ciudad, asomó la camaradería.
Estuvo bien la visita al museo.
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