A ver si escribiendo este blog evito un cigarrillo tempranero. La vida está como nublada, como si la vida se estuviera tragando un sapo muy grande y blando y amargo. Los sapos andan por la noche cantando su balada a las hembras. Los sapos son muy gustosos del barro, de las ciénagas inmundas donde habitan todo tipo de bacterias infectas. Los sapos son muy inteligentes sin duda pues no hacen la puñeta a nadie, no quieren saber nada del hombre y cantan su canción erótica a muchos kilómetros del hombre. Hubo sapo que cruzó una autopista y no murió. Esa suerte tuvo ese sapo. La vida, esta vida en esta tierra maldita por sus dirigentes, está llegando a un término oscuro, feo, bacteriano, minúsculo, infecto, como la ciénaga que habitan los sapos.
Mira lo que va haciendo aquel que quiere mandar él solo
y luego, medita.
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