Estoy solo y miro por la ventana cómo van los árboles que parecen que me miran, los árboles intensos que pronto se llenarán de hojas. Psicosis de baja intensidad, cúmulo de escritos, contestaciones ambiguas, dolor de ser enfermo. Se juntan los comienzos con los fines, la novela no tiene fin. Cordura al borde de la caída, momentos de sinsabor. Lejos de vestir el uniforme, más allá del horizonte. Te pido que te corrijas, te pido orden en tu vida. El mayor rasgo de tu personalidad es la nobleza, de eso no hay duda. Como sin ganas y me doy una vuelta. Ropajes antiguos me incitan al recuerdo: esa tienda de capital de provincias que parecía tan moderna. Yo no soy el que fui ayer, pero seguro que mi deseo de espiritualidad se saciará leyendo los escritos sagrados.
Eres tú, humana primavera, dulce brotar de los sentidos
los que me dais la fe de creer, el consuelo de ayer.
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