Al fin, una pizca de paz. Estos días se repiten como la aurora, como un anuncio en la tele, como el sabor de las lentejas. Dormir no es la solución. Como quien espera el alba, así estoy yo sin ti. Más triste que un torero, como un pato en el Manzanares. En el tablero su destino, quiere salir airoso de este entramado de intereses. El tesoro no llegará a manos bárbaras. La cabeza no deja de pensar y no me decido. Eres de aquí, solo de aquí. Aquí quiero morir, en estas calles donde acompañé a mi hermano en su locura. Como un desaire final, como el deseo de dar carbón para que queme la conciencia. Dormir no es la solución. La solución es estar despierto y dar mucho las gracias. Yo no soy aquel que ayer decía las rosas y los jazmines. Yo soy este que brama como res metida en el toril.
Hoy me reprocho el gusto por la palabra.
La gente no mima su lenguaje, no le abastece de vocabulario.
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