Alivia pensar que todo lo que tiene un comienzo, acaba. No hay nada eterno. El sueño bajo el sol que aturde y ciega va conmigo. No me dejan las cosas el silencio de la tranquilidad. No sé cómo será después el que ha sufrido, no sé si me rechazará. La vida se compone de momentos de sacudida, de olas bravas que rompen en la tierra con fuerza de diamante. De la ciudad moruna, tras sus murallas viejas, contemplo la eternidad del instante, la pena negra que sale de la mente de los endemoniados. No será la idea ni el sentimiento contrario a mis amores. Amo a quien me ayuda, al que está a mi lado. No puedo querer al que está ausente, al que tiene el orgullo, al que no está cerca. La vida se reparte entre la gente y toca más a unos que a otros. El sufrimiento, sin embargo, está mejor repartido.
Imágenes de grises olivares por millares.
Andalucía, tierra de poetas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario