Soy leve como el aire que mis labios pronuncian. Nos juntamos mucho los que nos queremos. Nos es grata la presencia de unos y de otros, pero solos vinimos al mundo. Una tímida pausa para pensar en los demás; después, estar con los épicos días en que hubo que bregar con una estrella funesta. El recuerdo se vuelve fuerza, la memoria acentúa el amor que nos tenemos. No todos nos quieren, no todos están. Un astro fijo iluminando el tiempo. Todo ayer fue comienzo de la bondad, todos los días nos acordamos de mirar la estrella que nos reúne frente al fuego. Quisiera que el espíritu llegara a mis altas sienes, reuniera en mi corazón todo un esplendor de luz y amor. Qué hacer para que la oración me lleve alto, alto y tocar las nubes con mi mente. Me esforzaré en pedir a Dios que no vuelva la locura a interrumpir mi vida. Llevaré en mi alma esa estrella, recordándola, amándola, pues es así como nuestras vidas se han mostrado.
Ante la floración fuiste testigo tantos años.
También fuiste testigo de la paz recobrada.
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