Voy a escribir aquí, en este blog, hasta que se me canse la muñeca. Tomé agua, esparcí las penas encima de la mesa de la cocina y vine a contarlas. La vida es una inconmensurable fila de tonterías que asoman a mi vista tristes y obcecadas. Estoy en vena, como dice Caulfield. Vivo sin saber si vivo, en una cercanía con la tristeza. La pena más grande es que no se me entienda. Hay gente muy fácil de entender: persiguen el dinero y los abrigos caros, exclusivos, únicos. Yo ando por allí, por ese bosque llamado Walden aunque metido en mi casa. Solo vivo de mi imaginación lectora que es fecunda. No me gusta la ramplonería que cruza las aceras de modo infértil para el alma. No tengo ganas de salir. Estoy gordo. Necesitaría andar y andaré hoy adonde sea.
Un árbol brillante y enorme da la sombra adecuada
a un mísero hombre que chilla su triste devenir por el mundo
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