lunes, 4 de abril de 2022

 La guerra de Ucrania ya deja indiferente a muchos. A mí también pero siempre con ganas de que acabe. Hay gente que quiere y no puede; lo mismo le pasa a esta guerra. Quieren pararla pero no pueden por los intereses contrapuestos de las partes. Ojalá Rusia dijera basta, que es la única que puede decirlo y acabara esta monstruosidad de civiles muertos sin compasión. Bueno. La vida sigue y la crisis sigue y, a lo mejor nos hace pasar malos ratos si no termina pronto la guerra. Yo hoy me levantado animoso, llevo unos días de moral alta, de buen estado mental, ojalá dure este estado. Me doy un paseo, compro el diario, lo leo, tomo un café, veo a mis amigos los jubilados, como pero no me da por escribir. Ma alucina la gente española que por sus propios medios han ido a la frontera con Ucrania y se han traído gente de allí que estaba perdida. Un ánimo para esas personas que han hecho miles de kilómetros para hacer el bien. Yo me limito a rezar por las noches por esa gente, rezar con fe, con la fe que tengo.

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