jueves, 27 de agosto de 2020

He leído lo que llevo escrito sobre mi nueva novela y no me convence. Debo incidir más y ordenar ciertas cosas. A lo mejor se lo doy a leer a Paco como piedra de toque. Estoy leyendo las meditaciones de Marco Aurelio y dice que todos debemos tender a la virtud y a la honestidad para llevar esta vida de problemas y de disgustos.

Tengo la sensación de que no sé nada, de que no dedico el tiempo al estudio, de que no me cultivo y de que no escribo nada. No soy un tío espontáneo que vive la vida y ya. Yo tengo que estar metido en algo intelectual y crear algo, lo que sea; si no, no estoy a gusto. Y cuando ese algo no surge, lo paso mal, pues me considero inútil y que para qué estoy yo en este mundo. Mi novela, que se va a titular "La santa melancólica" o algo así no es más que un pegote de añadidos sobre una persona que no llama la atención.

Y así voy, pero como se acaba el verano, dejo de envidiar al que se va al mar y dejo de pensar en tener que tener amigos y dejo de pensar que esta vida no merece la pena vivirla y voy y la vivo y me echo un cigarro y preparo la comida y pienso en esa novela que va mal pero puede ir bien si me pongo a ello.

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