lunes, 24 de agosto de 2020

Hay relaciones tóxicas. Si no puedes impedir relacionarte con esas personas tóxicas porque pertenecen a la familia y enfrentarte con ellas traería daños a la familia entera, lo que puedes tratar de hacer es distanciarte de esas personas que te hacen daño y  procurar no verlas.

Es común que en las familias haya rencillas, deseo de mando, abusos o delitos porque la familia es un microcosmos de la sociedad. Pero nadie tiene por qué aguantar a la hermana mandona o al sobrino soberbio. Hay que darles de lado.

Hay familias en las que no se ha practicado el cariño entre sus miembros. Se ha practicado unas costumbres y una forma de relacionarse no basada en el amor sino en la supervivencia. Eso pasa cuando se tienen unos padres viejos como los míos que han vivido multitud de privaciones: ponen por delante la supervivencia de su clan antes que el amor que pueda haber entre sus miembros. Bueno, es que no se fomenta el amor entres sus miembros sino cosas tan básicas como comer todos los días. Mi padre siempre ha tenido obsesión con comer juntos los domingos y decir siempre que nosotros (los miembros de la familia) no hemos pasado hambre a su lado.

Dijo Cristo que no solo de pan vive el hombre y es una gran verdad: no solo de lo material estamos hechos sino de lo espiritual. En mi familia, lo espiritual siempre ha estado muy descuidado y el amor entre sus miembros. Así pasa luego.


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