martes, 2 de julio de 2019

Hemos tenido una ola de calor como no la hemos tenido nunca. Ya avisó en mayo, mes infrecuente para que sucedan estos calores y ahora, a finales de junio. Llevamos 5 o 6 veranos insufribles. Algo ha cambiado en el clima a peor. Mi hermano, el otro día, estaba oyendo por YouTube a esa chica sueca o finlandesa que se queja del clima. Esa chica hace bien y habla de maravilla. Ahora ya no se trata de luchar por diferencias políticas sino por el mismo planeta y por la pobreza que hay en él y el lujo maldito que hay en él y el consumo infame que hay en él. Lo de las bolsas de plástico: el otro día oí una solución: capachos o esportillos, como los llaman, de esparto, una fibra natural. Nos hacemos muy cómodos. No queremos llevar peso. Mi madre llamaba plexiglás al plástico. El plástico es de muy hace poco. La cosa es que era muy útil y muy práctico (dame una bolsa que meto esto...). Como he estado en mi pueblo, un internauta de mi pueblo me ha comentado que ha visto en internet que en las fosas marianas, a no sé qué profundidad de la ostia, han encontrado restos del puto plástico. Entono mi mea culpa por pedir plástico yo en el supermercado por su carácter práctico pero me voy a hacer con un capacho bien pronto.
Esto de los capachos viene a cuento porque en un insomnio nocturno por el calor oí en radio nacional que en Cadalso de los Vidrios o un pueblo así de la provincia de Madrid se está poniendo de moda el esparto y su trabajo y su arte. A lo mejor me acerco a ese pueblo que no he visto nunca y me compro uno de esos. Pero con la basura no sé qué hacer porque hay que usar bolsas esas negras y a granel no se puede tirar la basura. He oído inventos de bolsas de mondas de patata y esas cosas pero no me las creo. Yo no soy el que tengo que inventar pero hay que inventar algo.
En cuanto al calor no nos queda otra que sufrirlo pero tendrían que surgir más chicas de esas que creen con razón que estamos jodiendo SU planeta, no el nuestro, pues a nosotros nos queda ya poco de estar en él.

Vuelvo a decirlo: el planeta es limitado; el egoísmo humano, no.

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