lunes, 22 de julio de 2019

Ayer vine del pueblo. Fui por las circunstancias de unos dominantes y por la flaqueza de mis padres ya mayores. He tenido que venir por cuestiones sanitarias. Aquí hay más tranquilidad. Yo observo que en el pueblo se pasan algunos las horas comiendo y bebiendo, comiendo y bebiendo: cerveza y pinchos al desayuno; cerveza y pinchos al aperitivo; cerveza y pinchos por la tarde y a la una de la madrugada, más cerveza y pinchos. Hay algunos que se pueden echar a rodar. En el pueblo yo no encajo bien pues en el pueblo se piensa que el que estudia se vuelve tonto.
Otra cosa de que me he dado cuenta es de lo pijos que son en el pueblo: tienen dos o tres coches a la puerta, van en coche a todos sitios, visten ropa de marca (Lacoste y todo eso). Lo que casi ya no veo en Majadahonda, lo veo en el pueblo en cuestión de pijerío. Los niños tienen muchos aparatos para rodar (patinetes, etc.), tienen tres o cuatro bicicletas con las que no van a ningún lado...
Me dicen que en la plaza hacen eso de mancharse con polvos de colores. Eso no lo hay ni en Majadahonda. Me sorprende el pueblo por lo avanzado que está. Sí, está tan avanzado que da pena.

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