sábado, 9 de noviembre de 2013

Gracias a ese profesor de crítica literaria o por culpa de él, tuve que buscar en internet un maldito artículo de un señor que se llama Todorov. Y no lo encontraba por ningún sistema humano.
Hubo mucho cachondeo con el tal Todorov de las narices (que, por cierto, es Príncipe de Asturias) entre mi novia y yo. Y luego, hubo mucho cachondeo además de un cabreo previo en una tienda de movistar en la que me engañaron al comprar un móvil de marca más que dudosa y de funcionamiento pésimo.
Nos fuimos a un gran almacén a comprar un par de móviles mi novia y yo. Seguí buscando al tal Todorov por la red sin resultado alguno. Necesitaba hacer un resumen de su artículo para el miércoles que viene pero el paseo por El escorial me ubicó en mí mismo y ahora no me preocupa nada. Improvisaré lo que sea en esa clase. Me he comprado otro móvil, un samsung galaxy muy bueno con el que estoy muy contento y fui al Kentucky donde vi a Becerra, un buen amigo que reniega de los moros y de los panchitos pero con buen caletre.
El que sabe dónde está la felicidad, sabe más que nadie.

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