miércoles, 26 de junio de 2019

Hay un taxista amigo de mi hermano Paco que se llama Martín y las ha pasado putas en la vida. Es una especie de filósofo. Viste como un Adán pero eso no impide que tenga una conversación más sabrosa que otros taxistas que visten de marca que son unos siesos.
Martín tiene una virgencita en el coche que le libra de todo mal. Como se le murió la madre temprano, se animó a ser devoto de la virgen. Me habló de ello el otro día y yo estuve pensando en la virgen. En la madre de Dios. Me gusta la figura de la virgen. Siguió a Cristo hasta su muerte y más allá y ascendió a los cielos. La virgen dicen que era sabia, como todos los judíos, y ayudó a los apóstoles en su difícil tarea.
Hay una iglesia en Trujillo donde está la virgen de Guadalupe que no sé si será la que pasó a México.
En Baños de Molgas, en Orense, está Nuestra Señora de los Milagros y es una iglesia preciosa y un pueblo muy bonito.
El que no crea en Dios, en Jesucristo y en la virgen es algo que yo respeto pero tanta perfección que hay en el mundo, ¿de dónde procede? Y lo que dijo Jesucristo, ¿acaso es malo para el hombre? Y por último, ¿no reconforta creer en una figura femenina que fue muy buena y a lo mejor nos quiere?

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