viernes, 15 de septiembre de 2017

En las guerras hay reductos de paz y deseos enormes de que acaben. También hay en las guerras gente pacifista que trabaja para que acaben. En la guerra se desea la paz. Cuando hay desórdenes en un país, los dictadores afilan los dientes viendo una oportunidad de actuar. En las dictaduras, hay reductos de libertad y gente que lucha para que la dictadura caiga. En la paz parece que también hay un camino que se abre paso a la guerra por falta de entendimiento o deseos encontrados. Si el país es débil, ese camino de guerra llevará a ella. Si el país está consolidado, actuará el Estado y despejará esas ideas de ruptura o de deseos erróneos. En el género humano, si se está en un estado, se desea otro.
Quiero decir con esto que los países y los seres humanos estamos siempre en lucha contra nosotros mismos, deseando lo que no tenemos. Cataluña quiere ser una nación, aspiración sana si no perteneciera a España. ¿Habrá naciones que quieran ser provincias de otra nación? No sé si se habrá dado el caso. Argelia me parece que pudo ser provincia francesa. En fin, ya digo: soy esto pero pretendo ser aquello otro: el pan nuestro de cada día.

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