martes, 2 de enero de 2024

 Hoy me he despertado tarde. He pergeñado un escrito con versos de poemas de poetas ya muertos. Luego, he bebido agua, mucha agua. Me he vuelto a sentar delante del blog. Y he seguido escribiendo que esta mañana me siento tranquilo. Hay sitios adonde ir esta tarde. Y hay sitios adonde ir esta mañana. Pero la calle ya no dice nada. Es una calle la que conozco que la conozco demasiado. Ir y venir por esa calle me causa un pereza enorme. El olor a ropa recién lavada ya no me estimula ni me inspira. Solo sé que el sosiego está instalado en mi corazón de enfermo. No es poca cosa. Son las 12:45. En esta plaza de dorado espacio, estuvieron mis años jugando, viviendo hace tiempo como si no viviera.

Hay un estremecimiento esclarecedor en el día de hoy

como si la vida tiritara de un amor muy especial.

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