martes, 14 de noviembre de 2017

Cuando me hice novio de una chica que ahora es mi amiga, la invité a pasar un fin de semana en Toledo en un hotel bastante lujoso (no sé cuánto de lujoso). Llevaba yo unas canciones en mi mp3 que estuve oyendo allí, en esa ciudad tan antigua. Oí "Change the World" de Eric Clapton mientras contemplaba a esa chica sentada al borde del río Tajo. Oí "Me llaman calle", en la habitación del hotel, mientras contemplaba a esa chica que no me conocía apenas ni yo a ella. Por eso era tan idílico todo. Luego llegó el conocimiento y las envidias y las traiciones y las confianzas asquerosas. Y yo, el lunes siguiente a ese fin de semana, oía en el cercanías "La piragua de Guillermo Cubillos". Yo era otra piragua que iba y venía. Ahora todo es más sucio.
Todo se ha ensuciado de celos, manías, pequeñitas cosas que lo han inundado todo.
Ahora no soy profesor, no sé si soy escritor y esa novia es amiga. Y no encuentro la manera de encontrar un amor.

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