miércoles, 27 de enero de 2016

Bueno, pues el pseudococido que he preparado ha estado muy bueno. El rollo que he metido sobre mi enfermedad no pretendía aburrir sino despertar una sensibilidad hacia los que son esquizofrénicos o bipolares. La palabra esquizofrénico suena como una piedra, durísima. Pero se llama así a la enfermedad.
"Esquizo", en griego clásico, quiere decir partir y "frenós" quiere decir mente. Sería mente partida. Habitualmente se usa la palabra enfermo mental o discapacitado mental para hablar del tema o de los pacientes.
Yo oigo la expresión, por ejemplo, de "la esquizofrenia del gobierno", dando a entender que el gobierno tiene dos tendencias contrapuestas. Habría que decir algo así como el bifrontismo del gobierno pues un esquizofrénico es aquel que siente, ve u oye cosas que le alejan de la realidad. Igual un bipolar. Se llaman alucinaciones.
Le expresión coloquial, "tú alucinas", se emplea cuando una persona, en sus pensamientos, se aleja de la realidad. Como si dijera en agosto: "mañana va a nevar".
El enfermo mental alucina pero de manera seria, alejándose de la realidad, y esa nueva realidad que su mente le crea le hace hacer cosas raras o extrañas, de loco.
También están los delirios: son otro tipo de pensamientos, como los de grandeza, que alejan al enfermo mental de su realidad.
Pero los medicamentos como  las benzodiazepinas, el litio, los tranquilizantes, los ansiolíticos hacen que el enfermo se mantenga en la realidad de todo el mundo y no sea nadie malo ni peligroso ni nada de eso que se imagina la gente cuando oye la palabra esquizofrénico.
Generalemente, el esquizofrénico y el bipolar, cada uno a su manera, somos unos pobres diablos que nos hacemos daño a nosotros mismos, que nuestra mente nos hace daño. Nada de que somos peligrosos.
A lo mejor, en una crisis, nos mostramos violentos pero no solemos hacer daño a nadie.
Las noticias amarillistas de los periódicos hablaban de enfermos que mataban a su madre. Puede pasar pero pasa con unos pésimos condicionantes (droga,  malas costumbres, mala situación familiar, no medicación, enfrentamientos, etc). Es como si a un cojo le mandas bajar una cuesta abajo.
Los enfermos necesitamos atención como un enfermo del corazón. Nosotros somos enfermos de nuestra mente.
En fin, menudo rollo me ha salido. Espero no reincidir.

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